El espacio de diálogo ayudará a las dos partes a conocerse mucho más, dará la confianza suficiente para que los niños planteen sus interrogantes a sus padres y para que en un futuro, ya en la adolescencia, los adolescentes se animen a hablar de temas más comprometidos, viendo en su familia un lugar donde aprender y donde continuar creciendo, en definitiva el diálogo también es parte de la educación.
Es importante destacar también que el diálogo es un ida y vuelta, aunque parezca obvio. Muchos padres pueden estar demasiado ansiosos por hablar y comentar ciertos temas, sin escuchar a la otra parte. Por otro lado también es posible que se de la posición contraria, que los niños hablen demasiado sin llegar a escuchar los consejos ni la postura de sus padres. Fomentar el diálogo es siempre saludable, es importante incentivar a las charlas sin llegar a parecer exageradamente interesados, los hijos por sí solos se darán cuenta y se acercarán a confiar cosas.