El diálogo entre padres e hijos es algo que debe estimularse desde temprano. Esto es necesario ya que luego no habrá tiempos para reproches: los niños comienzan a acostumbrarse desde temprano a las relaciones y a la confianza que otras personas les despiertan. Con el pasar de los años esto se afianzará y en caso de que no sea así, es importante que el espacio al diálogo los niños lo tengan desde siempre.
El espacio de diálogo ayudará a las dos partes a conocerse mucho más, dará la confianza suficiente para que los niños planteen sus interrogantes a sus padres y para que en un futuro, ya en la adolescencia, los adolescentes se animen a hablar de temas más comprometidos, viendo en su familia un lugar donde aprender y donde continuar creciendo, en definitiva el diálogo también es parte de la educación.
El diálogo entre padres e hijos debe darse de la forma más natural posible, de acuerdo a esto el diálogo será mesurado, sin provocar demasiados conflictos con sus hijos. Esto aporta a que en la relación no hayan grandes problemas, dado que los padres que inciten al diálogo de forma exagerada y reiterativa, pueden pecar de muy densos; mientras que en el caso contrario se puede llegar a un vacío en el diálogo que no es nada bueno fomentar.
Es importante destacar también que el diálogo es un ida y vuelta, aunque parezca obvio. Muchos padres pueden estar demasiado ansiosos por hablar y comentar ciertos temas, sin escuchar a la otra parte. Por otro lado también es posible que se de la posición contraria, que los niños hablen demasiado sin llegar a escuchar los consejos ni la postura de sus padres. Fomentar el diálogo es siempre saludable, es importante incentivar a las charlas sin llegar a parecer exageradamente interesados, los hijos por sí solos se darán cuenta y se acercarán a confiar cosas.