Los malos hábitos de los niños suelen ser un dolor de cabeza para sus padres, pensando en cuál será el motivo por el cual adquirieron un mal hábito. Los padres buscan y buscan el motivo por el cual sus hijos adquirieron un mal hábito pensando en qué cosa fallaron en su educación para que se comporte de esa forma. La realidad es que va mucho más allá de la educación, va en su forma de ser, en la curiosidad del niño y en demás factores.
Los malos hábitos pueden continuarse practicando hasta la edad adulta, por lo que la preocupación de los padres es algo comprensible. Es importante saber que con el tiempo y con buenas prácticas estos hábitos se irán, muchos niños se manifiestan y expresan mediante malos hábitos por diferentes motivos que es bueno conocer, para que dejen de hacerlo, satisfaciéndolos en caso de que sea por caprichos y por otra infinidad de causas.
Los malos hábitos son adquiridos por diferentes motivos, desde un capricho que el niño tenga hasta por imitación. Suelen imitar prácticas que ven en sus pares o en adultos, para sentirse como ellos o para dar “gracia” a quienes estén a su alrededor. Un par de veces pude resultar divertido pero luego puede que el niño adopte ese hábito y lo repita constantemente, en ese caso no es nada bueno.
Tanto los hábitos como las palabras que escuchan, funcionan de la misma manera en el niño, las repiten de manera constante. Por esto es importante tener cuidado ante las expresiones o actitudes que tenemos delante de ellos, para que no se “contaminen” de cierta actitudes. Ellos con el pasar del tiempo generarán sus propios hábitos de acuerdo a la educación recibida y al ambiente en el que hayan crecido, y serán los correctos.